¿Cómo debemos entender las bendiciones que Dios prometió a Israel si obedecía, y las maldiciones con que los amenazó si desobedecían? La clave está en tener un claro entendimiento de la relación de este capítulo con la teología del pacto. Las bendiciones y maldiciones de Deuteronomio 28 están dentro del Pacto Mosaico. Aunque los creyente verdaderos fueron salvos en virtud del pacto de gracia al poner su fe en el Mesías, no podemos negar que realmente la obediencia traía ciertos beneficios. Pero esos beneficios eran terrenales y temporales, no eran beneficios salvíficos. Además, los verdaderos creyentes que eran salvos por Cristo debían obedecer estas leyes, de lo contrario recibirían consecuencias terrenales. Pero el único que pudo obedecer perfectamente la ley de Dios para recibir toda bendición en recompensa fue el Señor Jesucristo.