El Pastor Salomón quiere enseñar a su congregación cómo adorar a Dios. Y para ello les recuerda quién es Dios. Él es más grande, más excelso y más sublime de lo que podamos imaginar. Él está en los cielos y nosotros en la tierra. Por tanto, debemos de acercarnos a adorarlo con humildad, reverencia y sumisión, escuchando y recibiendo su Palabra con atención. Que el Señor instruya a su pueblo de cómo vivir en su templo, el cual ya no es una construcción sino la Iglesia del Señor. Que esto nos instruya a escuchar la palabra predicada y que nos instruya a vivir con temor y temblor delante de Dios cumpliendo lo que prometemos.