Anticipando la tierra (Números 34)

Aunque aún no tomaban posesión de ella, la tierra prometida le fue repartida al pueblo de Israel. Eso demostraba que la promesa era firme y que saldrían victoriosos al ir a conquistarla. ¡Cuánta valentía y entrega debió haber nacido en sus corazones! Así como el pueblo de Israel tenía la seguridad de que recibirían la tierra de Canaán, la iglesia de Cristo tiene la seguridad de la herencia celestial que Dios ha prometido. Esto debe ser un aliento para vivir para Cristo a pesar de que podamos perder cosas en este mundo, pues por la gracia de Dios tenemos una herencia mejor que la que este mundo puede ofrecer. Además, es una exhortación a seguir viviendo por la fe en las promesas de Dios y no dejar que la incredulidad afecte nuestro corazón.

Compartir: