Moisés le recordó a Israel que a pesar de que se habían rebelado contra Dios, el Señor no los abandonó sino que renovó su pacto con ellos. Ante esta misericordia, ¿qué es lo que demandó Dios de Israel? Que anduviera en temor, que caminara en sus estatutos, y que lo amara y lo sirviera. Esta verdad no solo aplicaba al pueblo de Israel, sino que sigue siendo relevante para la iglesia, pues esta está en un pacto con Dios por la sangre rociada de Jesucristo. Como cristianos del nuevo pacto también somos llamados a vivir reverentemente con el temor de Dios, a guardar su palabra y mandamientos, y a amarlo y servirlo.