El catecismo de Heidelberg, o el catecismo ortodoxo, nos lleva a una parte después de haber contemplado nuestra miseria; ahora nos encontramos meditando los diez mandamientos. Ahora nos preguntamos, de qué forma podemos andar? El Señor nos responde: aquí están mis mandamientos. Estamos en el segundo meditando, en este sermón meditaremos.

Porque no debemos hacernos imágenes de Dios, el mandamiento prohíbe hacerse imágenes y que se prohíbe exactamente lo que nos prohíbe, viendo la otra parte de lo que requiere este mandamiento. Lo que se implica es que debemos adorar conforme a lo que Él requiere en su palabra, y en esencia nos demanda que adoremos a Dios en espíritu y en verdad. ¿Qué es adorar? Un acto de entendimiento y voluntad. Al comprender quién es Dios y al saber lo que él demanda con mi intelecto, le adoro con voluntad, poniendo mi alma en su servicio, reconociendo lo que Él es.