Encomienda tu causa a Dios (1 Samuel 26)

Cuatro cosas aprendemos en este capítulo. Primero, somos llamados a seguir el ejemplo de David, quien tuvo una segunda oportunidad para matar a Saúl y, no obstante, decidió temer a Dios, encomendar su causa a él y no tomar venganza por su propia mano. Segundo, vemos que Dios tiene el control de todas las cosas y podemos descansar y esperar en él. Tercero, Saúl nos exhorta a no terminar nuestras vidas diciendo, «He aquí yo he hecho neciamente, y he errado en gran manera», sino a terminar nuestras vidas agradando y sirviendo a Dios. Cuarto, Saúl profetizó que el reino de David prosperaría, lo cual tiene su cumplimiento final en el hijo de David, el Señor Jesucristo.

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