Lucas narra en este pasaje el encuentro entre María y Elisabet. Por medio de este encuentro el Señor estaba confirmando las palabras que el ángel Gabriel le había anunciado a María sobre el nacimiento de Jesús. Así que la visita de María a Elisabet serviría para fortalecer la fe de esa joven ante el llamado que Dios le estaba haciendo al ser el instrumento a través del cual el Salvador vendría a este mundo. Pero además, y principalmente, este pasaje muestra la confirmación de que Jesús, el niño que nacería de María, era el Mesías prometido, verdadero hombre y verdadero Dios, el Salvador de los pecadores.