En este capítulo se sigue exponiendo el sexto mandamiento «No matarás». Lo que Dios quería aclarar a Israel era que este mandamiento no eliminaba el hecho de que ciertas instituciones tienen el derecho de parte de Dios de ejecutar justicia y dar muerte al culpable. En el caso de Israel, debía de conquistar a los pueblo de Canaán llamándolos a someterse y matándolos si se resistían. De esta manera Dios estaba ejecutando sus juicio usando a como medio a los israelitas. Esto nos enseña que Dios es el Señor de toda vida y tiene el derecho de llamar a cuentas a quién él quiera. Este capítulo también infunde aliento a los que se están esforzando en la obra del Señor, ya sea en su familia, en el trabajo o junto con la iglesia, pues el Señor a su tiempo dará el fruto si no desmayamos.