Cristo, la gran ciudad de refugio (Números 35)

Las ciudades de refugio fueron dadas por Dios para que aquellos que cometieran homicidio accidental pudieran huir y evitar que un familiar tomara venganza y los matara. Aquí tenemos una enseñanza respecto a la ley moral y el carácter de Dios, ya que aprendemos que Dios valora la vida de los seres humanos y que aquellos que la quitan sin derecho y razón deben pagar con su propia vida. Además, tenemos una enseñanza respecto al evangelio. Las ciudades de refugio son un tipo de Cristo en cuanto a que provee de protección para los pecadores. Pero Cristo no es un refugio para pecadores accidentales, sino para criminales y violadores voluntarios de la santa ley de Dios. Todo aquel que pone su confianza en Cristo, puede estar seguro de que la ley ya no puede condenarlo porque Cristo ha satisfecho las demandas de esa santa ley.

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