Una religión de sacrificio (Números 29)

La nueva generación de Israelitas tenían menos de 20 años cuando escucharon las leyes de los sacrificios. Por lo cual era necesario volver a refrescar en sus mentes y corazones que la esencia de su religión eran los sacrificios que Dios había provisto y que alimentaban su esperanza en el sacrificio final del Mesías. Por tanto, la muerte de Cristo en la cruz es el centro y la esencia de la religión de todo verdadero creyente, tanto del judío del Antiguo Testamento como del cristiano en el Nuevo Testamento. Así que el creyente no tiene nada de qué gloriarse sino solo en la cruz de Cristo.

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