Redimidos para servir (Números 3)

Aunque las doce tribus de Israel le pertenecían a Dios, la tribu de Leví le pertenecía de una forma particular. En la última plaga que cayó sobre Egipto en la cual murieron todos los primogénitos, Dios proveyó un rescate para los primogénitos de Israel al decirles que mataron un cordero y pusieran su sangre en los dinteles de sus puertas. De esta manera, todos los primogénitos de Israel le pertenecían a Dios. No obstante, Dios decidió tomar a la tribu de Israel como su posesión especial en el lugar de todos los primogénitos. Saber que le pertenecemos a Dios es un gran consuelo para el cristiano en tiempo de angustia y tribulación.

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