Ve, tu hijo vive (Juan 4:43-54)

Jesús se dirige a Galilea para revelar el pecado de su nación sabiendo que iba a ser rechazado. Pero entonces, ¿por qué dice el pasaje que los galileos sí lo recibieron? Porque les gustaba ver lo que hacía Jesús. Con una actitud similar a la de los galileos, viene a Jesús un oficial del rey para pedirle que sane a su hijo que está a punto de morir. Jesús aprovecha para mostrarle a él y a todos los que lo escuchan que su fe está puesta en los milagros y el espectáculo, pero no en la persona de Cristo. Y lo demuestra al decirle con poder y autoridad al oficial que su hijo vive. Cristo no es un milagrero, es Dios en la carne y tiene la misma dignidad de aquel a quien la humanidad ha ofendido y demanda que confiemos en él y no en las soluciones que pueda traer a nuestra vida.

Compartir: