La fuente de bronce: Limpieza de la contaminación (Éxodo 38)

Continuando con la construcción del tabernáculo, en esta ocasión nos enfocaremos en la fuente de bronce. Esta fuente contenía agua y su propósito era limpiar la suciedad de los sacerdotes que servían en el tabernáculo. De esta manera Aarón y sus hijos estarían conscientes de que naturalmente no están capacitados para servir. A través del Antiguo Testamento el agua se convirtió en un símbolo no solo de limpieza y pureza externa, sino de la limpieza interna y espiritual. Al igual que los sacerdotes, todos los hombres necesitamos ser lavados de nuestras inmundicias. Esta obra, conocida como regeneración, es llevada a cabo por el Espíritu Santo, quien quita la corrupción de nuestro corazón. Pero ese primer lavamiento no quita el hecho de que necesitamos ser continuamente lavados por la Palabra y el Espíritu en el proceso que llamamos santificación.

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