Hijos en el Hijo

En su capítulo 12, la Confesión de Fe de 1689 continúa describiendo los beneficios que recibimos en la salvación y ahora aborda el tema de la adopción. Recordemos que todos los beneficios que recibimos en la salvación son, en primer lugar, pertenecientes a Cristo. Cristo tuvo que recibir la adopción para poder impartirla. Cristo fue adoptado, no en su naturaleza divina, pues el siempre ha sido el eterno Hijo de Dios, sino como el segundo Adán. Romanos 1.4 nos dice que «fue declarado Hijo de Dios con poder…por la resurrección de entre los muertos”. La adopción nos da el privilegio de ser parte de la familia de Dios, de llamar a Dios “Padre”, de recibir el Espíritu de adopción por el cual somos consolados respecto a nuestra futura redención, de ser conformados a la imagen del Hijo de Dios y de ser corregidos por Dios.

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